Una
historia colmada de recuerdos de un canto donde se pinta la realidad del ser
humano en su ciclo de vida, donde hay que nacer, crecer, reproducirse y morir-
A
finales del año 1971 el juglar Luis Enrique Martínez Argote tuvo la osadía de
sentarse, tocar su acordeón y cantar dentro de un féretro, algo nunca visto en
la historia de la música vallenata.
Todo
eso lo hizo por sugerencia de los creativos de la disquera Codiscos para
ilustrar la caratula de su segunda producción musical grabada por Gabriel
Álzate, que llevó el título de ‘La
pijama e’ palo’, canción de la autoría de Camilo Namén Rapalino.
El
hecho sucedió en la ciudad de Medellín y la sesión fotográfica estuvo a cargo
de León Ruiz Flórez, quien se tomó su tiempo para hacerlo desde distintos
ángulos, para que la diseñadora Olga Walter pudiera lograr su objetivo.